El famoso «beso de Judas». Todos los que acompañan a Jesús huyen. Según la tradición, el muchacho que aparece al final del pasaje es el propio evangelista Marcos.
Y en seguida, cuando todavía estaba él hablando, se presentó Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, los escribas y os ancianos. El que lo entregaba, les había dado una contraseña, diciendo: «Al que yo bese, aquél es; prendedlo, y llevadlo bien seguro».
Cuando llegó, acercándose en seguida a él, dijo:»¡Rabí!»
Y lo besó.
Ellos lo agarraron y lo prendieron. Uno de los presentes, desenvainando la espada, dio un golpe al esclavo del sumo sacerdote y le arrancó la oreja.
Jesús tomó la palabra y les dijo: «¡Salisteis a capturarme con espadas y palos, como contra un bandido! Todos los días estaba junto a vosotros en el templo, enseñando, y no me prendisteis; pero ¡que se cumplan las Escrituras!»
Y abandonándolo, huyeron todos.
Y lo seguía un joven, que llevaba una sábana sobre el cuerpo desnudo; intentaron apresarlo, pero él, soltando la sábana, huyó desnudo.
(Marcos 14, 43-52)
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